Como cada dos años y en su cuarta edición, el Encuentro Juvenil Ignaciano (ENJUVI) dedicado a abordar problemas sociales de nuestra sociedad con una mirada cristiana, se celebró en el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (ITESO) de Guadalajara con el tema: Misión Esperanza – Proyecto Reconciliación, pretendiendo reflexionar y aportar sobre las realidades violentas que se viven en el país y atendiendo a la exhortación del Documento para la paz de la Conferencia del Episcopado Mexicano. En este 2011 se albergaron cerca de 700 jóvenes de toda la república, pertenecientes a grupos pastorales, sociales y educativos, vinculados con las obras de la Compañía de Jesús en México.
El programa del Encuentro fue muy completo. Contó con conferencias, actividades culturales, celebraciones eucarísticas, un festival de identidades, talleres y momentos de oración y reconciliación, entre otras.
Acompañado por sirenas de ambulancias, danza y percusiones en vivo, el ENJUVI comenzó con un performance que narró hechos violentos a través de algunos encabezados de noticias para llegar a la frase “hasta el silencio se rompe”, y dar paso a la pregunta, “y tú, ¿qué vas a hacer?” de la cual se siguieron motivos de esperanza e ideas para construir la paz como: recuperar los espacios públicos, dejar el miedo y tener la capacidad de perdonar.
Las celebraciones eucarísticas de apertura y cierre fueron presididas por autoridades eclesiales: Don Luis Morales, Obispo de Neza y Presidente de la dimensión de juventud de Comisión Episcopal Mexicana para la Familia, Juventud y Laicos y Don José Francisco González, Obispo auxiliar de Guadalajara. El primero, dio un mensaje en contra del miedo, además invitó a pensar antes de actuar y afirmó que el diálogo puede ser la forma más correcta de llegar a soluciones y acuerdos. También, agregó que la fe es la única que nos detiene de realizar acciones dañinas y que debemos de refugiarnos en ella siempre.
Enseguida de la celebración eucarística inicial, el micrófono pasó a manos del Rector del ITESO, el P. Juan Luis Orozco Hernández SJ, quien dio la bienvenida a todos los jóvenes asistentes y aclaró los principios de la formación jesuita: encontrar a Dios en todas las cosas, cuidar a la persona, mostrar el amor con hechos, formar una verdadera comunidad cristiana, comprometerse con el mundo, promover en todas las actividades un nivel de formación y preparación que busca dar el mayor servicio y trabajar en cooperación con otros centros jesuitas. Concluyó diciendo: “Deseo que este Cuarto Encuentro Juvenil Ignaciano sea una oportunidad más para que ustedes vivan estos principios a profundidad, para que su actuación se conforme más con la persona de Jesús, que nos invita a amar y servir a los demás de manera incondicional, y para buscar la reconciliación entre todos los que habitamos este país, tan necesitado de concordia y paz. Les reitero que son bienvenidos a esta su casa”.
Las conferencias magistrales fueron dictadas por el Dr. Alfonso Alfaro, Director de Investigación de la revista ARTES DE MÉXICO y el Dr. Luis Morfín López SJ. El primero se refirió a la historia de la violencia y los desequilibrios históricos en México y el segundo a la importancia de reconstruir el tejido social en nuestro país, tomando como referencia el país que imaginaron los jesuitas novohispanos.
Entre las actividades de este cuarto encuentro, estuvieron los talleres, que fueron divididos en tres secciones: Reconciliación con Dios, Reconciliación de unos con otros y Reconciliación con la creación. 22 talleres distintos desde dónde se reflexionaron la fe, la tecnología, el sentido comunitario, el liderazgo, entre otros temas, todo con una perspectiva de paz y perdón.
Entre las atracciones culturales, se realizó un “festival de identidades”, que consistió en la convivencia entre todos los participantes ya que es un encuentro nacional; además, hubo stands en los que cada Estado mostró lo más representativo de cada región, acompañado de música, vestimenta y comida típica que se colocaron en la cafetería central de la universidad. El evento cerró con una presentación en vivo de un grupo de migrantes purépechas que habitan en la ciudad de Guadalajara y conservan sus raíces a través de la danza.
En el último día del Encuentro prevaleció la oración. Se inició con una en clave indígena, coordinada por hermanos indígenas tzeltales y después todos los jóvenes participaron en una sesión de reconocimiento personal y colectivo del pecado, para una reconciliación verdaderamente posible. Tanto en la oración como en las eucaristías fue muy importante la ambientación musical para lograr una mayor disposición para escuchar al Espíritu.
Casi al término del Encuentro se dio lectura a algunas de las cartas enviadas a los jóvenes ignacianos de parte de Orlando Torres SJ, Consejero General Compañía de Jesús, Carlos Morfín Otero SJ, Provincial de la Compañía de Jesús en México y el P. Francisco de Roux, Provincial Colombia quien exhortó a los jóvenes a no tener miedo y recalcó: “si ustedes, muchachos y muchachas, son capaces de unirse en un propósito más allá de los partidos y de los grupos ilegales; de los militares, de las religiones y de las filosofías, un grupo sin protagonistas ni mesías, con el mero coraje de ser hombres y mujeres como reclama México, será posible que empiece a avanzar entre ustedes, con paso sin retorno, la paz humana”.
Cristóbal Fones, SJ , escribió:
Queridos jóvenes ignacianos que participan del ENJUVI 2011,
Con inmenso cariño les envío este saludo desde Chile. No hay fronteras ni confines para quienes aprendemos a mirar al ser humano desde el amor... Llegue hasta ustedes un abrazo fraterno y mis deseos de un tiempo compartido de grandes frutos.
Imaginarlos reunidos estos días es un verdadero signo de esperanza. Por los noticieros muchas veces se nos muestra únicamente el rostro desfigurado de nuestros pueblos: sus conflictos, sus violencias, sus miserias. Pero así como somos solidarios en la muerte, más aún lo somos en la vida. Y confiamos en que el amor vence en la cruz. El corazón bien dispuesto no puede ser aniquilado cuando se ofrece para la vida de muchos. Lo hemos aprendido de Jesús y por eso sólo en él ponemos la esperanza.
Que la reconciliación que sueñan para México se extienda también para toda nuestra América Latina y que sus vidas formen un solo canto que nos anime a vivir como hermanos y hermanas desde ahora y para siempre. Con ustedes, esta mañana miro a los ojos, abrazo una espalda, doy mi palabra; escojo la vida.
Con Cristo en el corazón del mundo
Por grupos de trabajo, los jóvenes dialogaron sobre las propuestas para colaborar en la construcción de la paz en su país y Finalmente, se leyó la Declaración del Encuentro:
DECLARACIÓN DEL CUARTO ENCUENTRO NACIONAL JUVENIL IGNACIANO
Reconocemos al finalizar este IV ENJUVI, MISION ESPERANZA, PROYECTO RECONCILIACIÓN, que la violencia que vive actualmente nuestro país, tiene historia. Es el resultado de un proceso de destrucción de los mecanismos de cohesión social, donde todos tenemos cierta responsabilidad.
La violencia se expresa principalmente en el crimen organizado pero también tiene muchas manifestaciones culturales diarias.
Ante las imágenes de violencia que saturan nuestros ojos todos los días, los jóvenes cristianos, nos sentimos invitados a contemplar a Dios, que mira al mundo con ojos de misericordia y decide hacer redención de los suyos.
Reconocemos al verdadero Dios, al Dios de Jesús, y de él recibimos un horizonte desde el cual mirar nuestras relaciones con los otros y la creación, porque sin un Dios cariñoso y lleno de misericordia no hay perdón ni reconciliación. Mucho menos, felicidad.
Nos preguntamos: ¿Qué hacer para que se note que somos hijos de Dios? Y contestamos que requerimos un corazón de carne que nos haga actuar como hermanos. Si no reconocemos en el migrante a nuestro hermano, no reconocemos a Dios como padre; si el asesino no es nuestro hermano, tampoco reconocemos a Dios como Padre. Esto que parece una locura, pero en ello consiste ser cristiano.
Nos sentimos llamados a tomar postura ante la situación que vive el país. No queremos acomodarnos a la lógica del éxito, el consumo y el arrebato. Queremos construir una vivencia sencilla y comunitaria, en que la apertura y la empatía sean valores primordiales. Creemos que solamente al lado de Jesús, siendo sus compañeros y amigos, podemos hacer el cambio y establecer la paz y la justicia. Nuestras acciones serán pequeñas, pero constantes; sencillas pero comunitarias, ya no individuales. Estamos de pie y luchando para que el camino sea amplio, queremos que todos quepan.
Vamos al encuentro de nuestros ancianos y nuestros pueblos originarios; su sabiduría e intuición tiene mucho por decirnos.
Vamos a hacer un buen uso de los medios. Usaremos las redes sociales como canales transmisores de la Buena Nueva de Jesús de Nazaret.
Vamos a hacer a un lado el miedo; la creatividad será nuestra arma, la justicia nuestro fin.
Concretamente, nos comprometernos a participar en proyectos sustentables que propicien el desarrollo de una nueva economía solidaria mediante el comercio justo.
Es momento de crear puentes de unión comunitaria, de participar en una vida política distinta que busque el bien común y se libere del interés de unos cuantos. Es tiempo de diálogos verdaderos y críticos que promuevan una honesta reconciliación.
Nuestra vitalidad se refuerza en Cristo, y ésta, es nuestra mayor fortaleza. No vamos a perder el ánimo y la fiesta, vamos a construir terrenos de esperanza, vamos a hacer presente el Reino de Dios.
Dios nos ha dado el mundo, somos responsables de él. México es nuestro y por ello queremos caminar libres en nuestros pueblos y ciudades, vamos a invitar al otro y a la otra a sumarse a nuestro proyecto. Vamos a construir la paz y la esperanza con un proyecto de reconciliación, sin perder la memoria, y con la práctica del perdón.
Las y los jóvenes ignacianos nos comprometemos con México. Con MAS FE Y JUSTICIA, tendremos un México en paz.
26 de Junio del 2011.
Por Resu Rodríguez del Centro Universitario Ignaciano ITESO