Mientras mayor es la audacia, es más necesario que la empresa esté fundada en Dios, que nos parezca, con la mayor evidencia posible como querida y aun sostenida por él. Dicho de otra manera, nuestras generosidades pueden ser estériles, y destruir a los otros, antes de llegar a nosotros mismos cuando haya pasado el primer tiempo y el fervor, sino estribábamos en Dios.
Francois Roustang, S.J.