Esta experiencia nos lanza a nuevas búsquedas para la conquista de la libertad y de la liberación que nos va trayendo la Pascua: Gozar de la música que nos hace sentir nuestra misma intimidad, como una primera conquista que nos saca de vivir como individuos aislados en incomunicación y soledad, viviendo el momento presente, por no decir que sólo sintiendo el presente, cerrados al pasado tan negado y al futuro tan incierto. Desilusionados, sin esperanza de algo nuevo y promisorio. ¿Por qué los momentos festivos a la manera juvenil no nos pueden ayudar a encontrar «algo nuevo»?.
Desde el deseo de interioridad y de novedad nos sentimos invitados a espacios de silencio y tranquilidad para poder pensar y decidir libremente. Lo hemos experimentado en nuestros retiros o cuando recuperamos nuestra historia en los talleres de autoconocimiento y de oración personal.