La celebración de la Pascua Juvenil se realizó en torno al Camino de Emaús. Por el Camino de Emaús hemos ido aprendiendo qué es lo que nos conduce a la conquista de la plena libertad. Vamos descubriendo que la libertad está en la transformación del corazón, en la práctica personal y comunitaria del seguimiento de Jesús; en pocas palabras, en un crecimiento de la fe.
Como jóvenes nos sentimos invitados por Jesús a recorrer el Camino de Emaús junto con él. La Pascua no fue sólo el momento de la celebración que festejamos el domingo de resurrección. La Pascua comenzó antes: los animadores nos reunimos para acompañar a nuestras comunidades en las cuatro etapas de ser Peregrinos de Emaús.
Esta experiencia nos lanza a nuevas búsquedas para la conquista de la libertad y de la liberación que nos va trayendo la Pascua: Gozar de la música que nos hace sentir nuestra misma intimidad, como una primera conquista que nos saca de vivir como individuos aislados en incomunicación y soledad, viviendo el momento presente, por no decir que sólo sintiendo el presente, cerrados al pasado tan negado y al futuro tan incierto. Desilusionados, sin esperanza de algo nuevo y promisorio. ¿Por qué los momentos festivos a la manera juvenil no nos pueden ayudar a encontrar «algo nuevo»?.
Desde el deseo de interioridad y de novedad nos sentimos invitados a espacios de silencio y tranquilidad para poder pensar y decidir libremente. Lo hemos experimentado en nuestros retiros o cuando recuperamos nuestra historia en los talleres de autoconocimiento y de oración personal.