A la comunidad


Queridos amigos:


Les envío un cordial saludo desde el noviciado acá en Guzman, jalisco. Sé que tal vez algunos no sepan ya ni quién pues ya hace dos años que salí de la parroquia y tal vez no me llegaron a conocer, para ustedes tendría que empezar a contarles que durante muchos años fui promotor de jóvenes y que otros más estuve poniendo mi granito de arena en el chorote. Para mi todo ese tiempo fue maravilloso, de aprender de ustedes y con ustedes a ser y hacer comunidad (la comunidad de comunidades). Fui testigo como el Señor se hace presente en la comunidad y en sus ministerios. De como la esperanza de otro mundo es posible integrando a los jóvenes.
Les cuento que no siempre fue así. Yo fui mas bien temeroso y con el corazón lleno de dudas. Tenia miedo de ir a la iglesia y de que me pidieran participar. Yo era de los que siempre le dicen a Dios no. Creo que desde mi experiencia el camino inicio con la escuelita de laicos. Ahí con los temas de cristologia y eclesiologia me animaron a participar en los grupos de jóvenes. Poco a poco me fui involucrando. Fue ahí cuando di mi primer “no”. Si ahí dije “no”, pero un no disfrazado de si al Señor. Ese día me invitaron como animador de jóvenes de la comunidad y dije que no, que no podía. Al final y gracias, al apoyo de mi mamá dije si. Tiempo después la historia se repitió cuando fue el cambio de promotor juvenil. ¿cómo podía ser yo promotor si apenas entre tres animadores podíamos con el grupo? Mi no se convirtió en un si. Y creo que ha sido de las mejores cosas que he vivido en la parroquia. Ser promotor y sentirme llevado a las comunidades. Entre pascuas, misiones, retiros y talleres fui conociendo al joven de la parroquia. Me iba identificando con ellos en sus problemas y en sus esperanzas. Fue muy difícil, decidir salir del eproju, pero ya era momento de dar paso a más jóvenes. Mi ultima actividad con ellos fue el enjuvi, ahí fui invitado por Orlando ahora ya Jesuita a participar en el chorote. De nuevo con reservas ingrese. Que les puedo decir del chorote “me enamore de proyecto”. Fui testigo de su crecimiento. Pero sobre todo fui testigo de como dios siga animando a la comunidad. Había veces en que tenia que dejar de diseñarlo por unos minutos pues cada vez que veía las fotos de todos ustedes en sus ministerios, miraba tanta gracia que Dios les derramaba. Cuando escuchaba las historias que me contaban cuando visitaba las comunidades, la gente tan valiosa que esta en cada comunidad. Yo decía, “esto es mucho para mi y sé que me quieres decir” Me entristecia saber que en el fondo iba a decir tan bello trabajo pero sabia que quien empieza a caminar con el Señor Jesús, no puede quedarse acomodado. Tenia dos opciones quedarme como el joven rico o bajar del árbol como Zaqueo y seguir al Señor. No les diré que esta decisión fue de inmediato (fueron más de dos años pensándole), pero les diré que al final mi “no” se transformo en “no, no puedo dejarte solo Señor si quiero ir contigo”.
De ahí en adelante y como en todo mi caminar fue preparar mi despedida, abandonar en las manos de Dios todo lo que era. Darle todo. Quiero decirles que hasta ahora no me he quedado vacío, tengo todo y a todos en el Señor. El es nuestro lazo y nuestra esperanza, el camino, la verdad y la vida. Nos acompaña en medio del temor y la noche oscura, es el rayo de luz que traspasa las tinieblas.
Así empece el prenoviciado una etapa de conocimiento de la compañía. Es una especie de “noviazgo”, de irnos mutuamente conociendo y descubrir si era Dios el que me invitaba a seguirle desde la vida religiosa. Estuvo seis meses de prenovicio en el Cultural, allá en Tampico, Tamaulipas. Fue una experiencia padre en un colegio. En el que fui descubriendo Que Dios también habla en la alegría de chavos y que a veces tenerlo todo no significa no estar solo ni ser feliz. Que la humildad significa tener la capacidad para recibir al otro, verlo como hermano y olvidarse de diferencias sociales.
Después me mandaron durante un año como acompañante y encargado de disciplina en la Ciudad de los Niños en Guadalajara. En este internado para niños me fui dando cuenta que al igual que los niños que sufren algún tipo de violencia o dificultad en la vida nos vamos haciendo de cascaras (cortezas) para no ser lastimados pero en el fondo aun guardamos algo de niños. Los niños me enseñaron que a pesar de las historias de abandono, maltrato y dolor es posible sonreír pues el corazón aun late de alegría y esperanza. Que el daño que pudieran habernos hecho en la vida no pudo haber tocado nuestra alma.
Con esos frutos fui admitido al noviciado de la compañía de Jesús. Llevo casi seis meses y durante este tiempo he estado reflexionando más a fondo mi vocación a la vida religiosa. El noviciado es como un desierto espiritual, es decir un momento en la formación religiosa en el que uno se aparta para ir a escuchar en lo profundo de la soledad la voz de Dios, quizá como lo vivió Jesús después de ser bautizado, o como san Ignacio al estar enfermo o en Manresa como peregrino. El primer mes fue difícil, fue como ir aterrizando, de ir adaptándose a los horarios y de hacer de la oración parte esencial de la vida espiritual. Creo que la separación de la familia y amigos ha sido difícil, pero voy entendiendo como les dije al principio que nos es que nos vaciamos sino que ponemos en el centro a Dios y empezamos a ordenar nuestras relaciones. Ponemos a todos y todo al que se nos ha dado en todo y en todos. Entendemos que nuestra historia ha sido un camino de preparación, en el que la gracia ha estado presente sin que nos diéramos cuenta.
Hoy les envío esta carta a unos días de navidad con la esperanza puesta en aquel que es esperanza. No pierdan de vista quien los ha llamado y a quien sirven. Sigan animándose unos a otros. Anímense a servir al más humilde y grande señor que pueda haber entre todos los señores. Anímense no ha llegar, sino a bajar al lugar bajo y humilde (el lugar de los servidores). Pues el lugar más bajo es el más accesible para todos y también es el más universal.
Les encargo mucho sus oraciones para con todos nosotros los novicios pues en enero entraremos los de primero a ejercicios espirituales de mes y los de segundo año a experiencias de peregrinación. Pidan por nosotros para que el Señor se digne a fortalecer nuestros débiles comienzos y para que en nuestras vidas el centro sea el seguimiento al Señor Jesús.
Que esta navidad y todo el nuevo año el señor nos de su gracia a todos en todo y en todos.
Un fuerte abrazo desde Guzman Jalisco su amigo.