¿Quién eres tú, que haces esas cosas... y que las haces de esa manera?

9) Ser y hacer, contemplación y acción, oración y vivir proféticamente, estar totalmente unidos a Cristo y completamente insertos en el mundo con Él como un cuerpo apostólico:todas estas polaridades marcan profundamente la vida de un jesuita y expresan a la vez su esencia y sus posibilidades.

Los Evangelios muestran a Jesús en relación profunda y amorosa con su Padre y, al mismo tiempo, completamente entregado a su misión en medio de los hombres y mujeres. Está continuamente en movimiento: desde Dios, para los demás. Este es también el modelo jesuita: con Cristo en misión, siempre contemplativos, siempre activos.
Esa es la gracia, y también el desafío creativo, de nuestra vida religiosa apostólica, que debe vivir esta tensión entre oración y acción, mística y servicio.

10) Tenemos que examinarnos críticamente para mantenernos siempre conscientes de la necesidad de vivir con fidelidad esta polaridad de oración y servicio. Y no podemos abandonar esta polaridad creativa, puesto que caracteriza la esencia de nuestras vidas como contemplativos en la acción, compañeros de Cristo enviados al mundo.

En aquello que hacemos en el mundo tiene que haber siempre una transparencia de Dios. Nuestras vidas deben provocar estas preguntas: “¿quién eres tú, que haces esas cosas... y que las haces de esa manera?”. Los jesuitas deben manifestar, especialmente en el mundo contemporáneo de ruido y estímulos incesantes, un fuerte sentido de lo sagrado, inseparablemente unido a una implicación activa en el mundo. Nuestro profundo amor a Dios y nuestra pasión por su mundo deberían hacernos arder, como un fuego que enciende otros fuegos. Porque, en último término, no hay ninguna realidad que sea sólo profana para aquellos que saben cómo mirar. Debemos comunicar esta forma de mirar y ofrecer una pedagogía, inspirada por los Ejercicios Espirituales, que lleve a otros a ello, especialmente a los jóvenes. Así llegarán a mirar el mundo como San Ignacio lo hizo, a medida que su vida se desarrollaba desde lo que había comprendido en el Cardoner hasta la futura fundación de la Compañía con su misión de llevar el mensaje de Cristo hasta los confines de la tierra. Esta misión, enraizada en su experiencia, continúa hoy en día.

Decretos de la Compañia de Jesús
CG35